Título original: El Club (The Club)
Año: 2015
Duración: 98 min.
País: Chile
Director: Pablo Larraín
Guión: Guillermo Calderón, Daniel Villalobos, Pablo Larraín
Música: Carlos Cabezas
Fotografía: Sergio Armstrong
Reparto: Roberto Farias, Antonia Zegers, Alfredo Castro,
Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell, Marcelo Alonso, Gonzalo
Valenzuela, Diego Muñoz, Catalina Pulido, Francisco Reyes, José Soza
Productora: Fabula
Género: Drama
“y vio dios que la
luz era buena, y separó la luz de las tinieblas” Genesis 1:4.
Con esta cita parte El
Club, la última película del director Pablo Larraín (No, Post mortem), la cual narra la vida de cuatro curas “exiliados”
de la iglesia, quienes se encuentran bajo la mirada de una cuidadora. Estos
pierden la tranquilidad en su posada cuando llega un quinto sacerdote, quien les
hace recordar aquel pasado de los destituyo de la sociedad, y los hizo vivir en
las sombras.
Al principio, la película nos muestra la vida rutinaria de cada
uno de los personajes, quienes para poder sustentar alimentos y otros vicios
acuden a las carreras de perros que se celebran en el lugar. Luego de los diez
minutos, la película toma un giro impactante, con un monologo lleno de
turbación y diálogos explícitos, en el que ocurre una de las escenas más
fuertes del cine chileno. A raíz de esto, se empieza a generar una cadena de
conflictos y recuerdos agrios, donde se verá la morbosidad de las personas, las
mentiras conspiratorias y como se ve afectada la mente de un niño luego de ser
abusado, todo esto en una hora y media.
La película cuenta con escenas maravillosas, con cámaras que
se acercan lentamente al punto de acción. Esto, junto a los colores fríos de la
película, nos lleva a una atmósfera llena de tristeza y melancolía.
Uno de los cualidades más llamativas del film son los
llamados “tiempos muertos”, llenos de referencias a películas como Cuentos de Tokio, los cuales nos dan un
respiro dentro de la película que está
llena de escenas rápidas y morbosas. A esto se suman las conversaciones que
logran dejar un nudo en la garganta.
Las actuaciones son muy bien logradas. Roberto Farías nos
muestra un hombre lleno de turbación y problemas sociales, mientras que Alfredo
Castro da vida a un cura acusado de penetración a menores, quien ahora vive su
vida en torno a su perro de carreras.
Otro de los atributos de la cinta es el sonido. La música
compuesta por Carlos Cabezas logra llenar el ambiente de tensión y oscuridad.
Por otro lado, los diálogos que se hacen a lo largo del film dan paso a una
reflexión sobre qué tan mal puede estar la mente de una persona y hasta qué
punto puede llegar su hipocresía. Cabe destacar el final de la cinta, donde la
banda sonora juega un papel protagónico mientras todas las acciones ocurren.
Larraín logra crear con El Club una película llena de
frialdad, tocando un tema tan sensible como la violación de menores dentro de
la iglesia. Una película que gracias a su atrevimiento alcanza un alto nivel.
Película Completa
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